Por qué se pone verde el agua de la piscina

A todos nos apetece, sobre todo en verano, tener una piscina de agua limpia y cristalina, para que el baño o su simple contemplación sean del todo apetecibles. Pero mantener el agua en excelentes condiciones no resulta fácil y requiere no bajar nunca la guardia y proporcionarle cuidados constantes y adecuados para conseguirlo.

Podemos tratar el agua de nuestra piscina de manera manual o automatizar el sistema para mantenerla de forma correcta. Lo importante es evitar a toda costa que proliferen las bacterias y gérmenes que acaben haciendo que el agua de nuestra piscina sea verde y poco apetecible. Y para conseguirlo, hay que tener en cuenta muchos elementos.

Para empezar, el agua de nuestra piscina está viva y contiene materia orgánica que hay que saber tratar para evitar que aparezcan algas. Esta agua tiene componentes químicos que lo favorecen. Además, los residuos orgánicos que generan los bañistas son el caldo de cultivo ideal para la proliferación de estos microorganismos. A ello hay que sumarle la aparición de bichos, hojas y otros restos vegetales que son un alimento muy nutritivo para los gérmenes y algas. Si a ello le sumas los residuos generados por las cremas solares e hidratantes que llevamos en verano, el conjunto hará variar los niveles del Ph del agua, así que hay que eliminarlos.

Es fundamental saber que, para que el cloro sea efectivo en el mantenimiento del agua, el pH debe estar entre 7,2 y 7,6. Para conocer si tenemos los índices correctos hay que hacer una medición previa de la acidez del agua y, si no es la correcta, utilizar algunos productos para elevar o disminuir el pH.

Las partículas de polvo suspendido en el ambiente, el agua de la lluvia y otros factores climatológicos llenan nuestra piscina de una materia que le da al agua un aspecto gelatinoso. Si, además, hay altas temperaturas, puede resultar extremadamente difícil mantener clara y limpia el agua. En los casos más graves puede que, incluso, haga falta recurrir a un profesional para solucionar el problema.

De hecho, antes de que eso llegue a ocurrir es recomendable dejarnos asesorar sobre todos los tipos de depuración que existen en el mercado y cuál es el más adecuado para nuestra piscina. Así podremos optar por un sistema manual o automáticos, en función del tamaño de nuestra piscina y también de sus características.